Ya que leen este necio y egoísta blog, cosa que aún no entiendo para qué, les sumo algo un poco más entretenido que mis penas.
Quizá sea dedicado a mi amiga Amelia, pero no confiemos demasiado en dedicatorias y si en las palabras.
El hospital de los incurables
Yo no uso delantal, señores, porque pretendo de esa forma mezclarme con aquellos que deseo ayudar.
Me adentro en sus meditaciones, me hago parte de ellos y escucho cada uno de sus planteos como si fuera uno más.
Por ejemplo, el otro día note un gran avance en uno de mis pacientes : al llegar yo a esta venerable institución pude comenzar mis estudios con Zack. Él no dejaba de repetir frases estúpidas al estilo de “el mundo es redondo” y otras más rebuscadas como “el norte está ARRIBA de acuerdo a como se lo mire” mientras caminaba cinco pasos en una dirección, de la puerta a la ventana, y se volvía tres en la opuesta; al llegar al extremo del salón repetía su trayecto de modo inverso, cinco pasos en dirección a la puerta y tres hacia la ventana.
Zack pasaba horas discutiendo y caminando con Karl. Debatiendo en voz alta cosas por demás sabidas en todo ser normal.
En un principio me llegó a convencer la postura de Karl quien refutaba a Zack cada uno de sus argumentos de la manera más sencilla y casi infantil : “si el mundo es redondo, como es que no nos caemos rodando sin parar...” Zack se esmeraba por hacerle entender cada una de las cuestiones en que se adentraban.
Todo muy normal dirían ustedes, colegas, solo que Zack repetía cinco veces por cada diez minutos la frase que el quería demostrarle a Karl, y éste repetía las suyas el doble de veces que el primero.
Llegué a pensar que el error residía en Zack. No parecía tan seguro como Karl en sus afirmaciones y no las sostenía con la misma intensidad que él. Pero cuando Karl fue dado de alta, la cara de asombro de Zack fue tal que hasta el día de la fecha no deja de llamarme la atención, pude comprobar que era Karl el equivocado. Comencé a extrañar las monótonas palabras de Zack e intrigado me le acerque ( hasta ese momento me limitaba a escucharlos ), intenté ponerme a su nivel de discusión y le pregunté ¿Crees que ALGO de toda esta porquería tiene arreglo ? -¿Por qué, acaso algo no funciona ?- fue su respuesta.
¿Pueden ustedes notar ese cambio en su repuesta, ese adelanto del que me siento orgulloso ?
Todos en la sala donde estábamos reunidos me dieron la razón. No por nada me habían asignado la cabecera de la gran mesa oval donde era yo el único que no llevaba delantal de inmaculada pulcritud.
-Usted tiene razón. Observamos un GRAAAN adelanto señor B.- dijo el galeno que ocupaba la otra cabecera
-por el momento termina nuestra consulta.- concluyó.
-Si requerimos nuevamente sus servicios lo llamamos.- dijo en tono casi sarcástico el que estaba a su derecha al tiempo que le hacía una seña a uno de los dos eunucos de celeste que esperaban en la puerta.
Desande los largos corredores con ventanas cerradas por redes metálicas. Los tres, ambos monos y yo, atravesamos tres puertas de rejas y me abrieron la cuarta, esta de madera. Al cruzarla me encontré frente al gran ventanal desde el cual se me acercó Zack.
-¿Y ?, conseguiste algo ?-
- Nada Zack, nada. Por suerte estos tíos aun no se han dado cuenta.- le respondí apresuradamente porque sus gestos denunciaban intranquilidad.- No han notado que afuera está la locura y pretenden seguir protegiéndonos un rato más, Zack.-
- Ves te lo dije mil veces ya. - y mientras decía esto dio cuatro pasos hacia la ventana. Al quinto paso siguió la frase - Mientras nos mantengan aislados de esos locos el mundo no dejará de girar alrededor del sol.-
- ¡Qué dices ? Yo creía que habían convenido lo contrario con Karl.- afirmé solo por contrariar a Zack ( me encantaba discutir con él ).
Pasó su brazo alrededor de mi hombro y retrocedimos tres pasos : -No te preocupes B. tenemos mucho tiempo para pensarlo antes que nos larguen a sus mundo de fieras sueltas, y sólo aquí podremos hacerlo con calma.-
