martes, agosto 25, 2009

Salir de allí...

Pero no, te digo que no me sigas como si fuera un ladrón !-
Lo que pasa- contestó tranquilamente- es que,... bueno vos sabés... Cuando yo voy a tu casa no toco ni un alfiler.- replicó triunfalmente.
-Claro, si hace más de cuatro años que no vas por casa, ni siquiera para visitarme.- fue la contestación casi obligada, como el sol después de la luna o el silencio que sigue a toda explosión. Luego de aquel estallido solo eso quedó, un vacio silencio lleno de objeciones y refutaciones posibles y todas vanas. El asunto era otro, un un tanto más profundo y complicado, tanto como el Infierno del afortunado de Dante quien había comprado un tour especial que incluía guía, cosa que desafortunadamente no nos ofrecen a miserables como el que escribe al momento de entrar al juego.
Desde que se falleció su esposo no era la misma. Creía que yo la odiaba porque en sus últimos años de matrimonio las peleas se sucedían como los otoños y con en cada una quedaba una hoja, ocre, de lo que fue esplendoroso verdor en algún tiempo, quiza muy lejano.
El asunto era al revés, la respetaba más en cada discusión ; pero no podía dejarlo solo, hubiese sido una injusticia, en su estado no podía ni esquivar los golpes y eso que eran frontales y rutinarios.
Todo qudó explicito un día de debilidad, no es extraño que aun lo recuerde tan bien. Llego del hall central con lagrimas brillando a través de sus lentes de considerable grosor como para que pudira notarla alguien no tan acostumbrado a notar tristezas en rostros ajenos, hasta los que inmoralmente proyecta el espejo.
-Vos crees que yo no lo quería…?-
Fede Máthé