jueves, octubre 30, 2008

Un pasaje Córdoba – Nueva Orleáns (directo)

La Small Jazz Band

Por Federico Máthé

El primer estilo de jazz documentado, ya que anteriormente no existía el fonógrafo, fue el de Nueva Orleáns, capital del estado de Luisiana y uno de los principales puertos del Mississipi de aquellas y estas épocas.

Consistía en un trío básico compuesto por la trompeta, que llevaba la melodía, el clarinete, quien se encargaba de las contramelodías y el trombón que se encargaba de los sonidos rítmicos. Detrás de ellos se ubicaban la tuba o contrabajo y la batería, encargados de la base rítmica.

Una de las primeras grabaciones que se conocen de esa época es la de una formación de músicos blancos llamada The Original Dixieland Jazz Bandque tuvo un enorme éxito, llevado a tal punto que creó el dixieland style nombre con el que se conoce hasta hoy el estilo jazzero de Nueva Orleáns interpretado por músicos blancos.

En 1923 aparece una de las influencias más decisivas en la historia del jazz, la Creole Jazz Band, liderada por King Oliver y que contaba como segundo trompetista al “famosos músico de color”, para aquellos que de Mafalda se acuerden... Louis Armstrong. Éste último, vendría a cambiar el formato de las presentaciones al situar al solista cómo adelantado del resto de los músicos y permitir improvisaciones de instrumentos así como también en la forma de cantar. ¿Quién no recuerda alguna de sus canciones dónde de a ratos se reconoce su ronca voz y de a ratos el estruendo de su trompeta?

Paralelamente a esta negra formación, los blancos se coronaron como los New Orleans Rhythm Kings. Pero, ¿a qué viene esta distinción tan marcada en un ámbito que tan poco diferencia la escala cromática? A qué en sus comienzos, el jazz de Nueva Orleáns era practicado por los músicos de color y muy a menudo terminaban en riñas los espectáculos dónde se presentaban.

En sus principios, el jazz simplemente acompañaba algún otro evento, desde marchas hasta funerales. Hacía las veces de musicalización en encuentros boxísticos o fiestas de alta alcurnia. Pero no era aceptado como género musical. Hasta el punto de ser despreciados por los mulatos franceses que abundaban en la ciudad, por dos motivos: el primero es que Luisiana fue un estado francés hasta 1803, cuándo EEUU lo compró; el segundo fue la tremenda derrota que habían sufrido una generación previa los franceses en México, en manos del generalísimo Juárez. Por lo que muchos franceses se refugiaron en los estados secesionistas, que si bien se mantuvieron neutrales ante el conflicto, no por eso dejaron de simpatizar más con los europeos que con sus pares continentales.

Siguiendo la tradición de sus ancestros más africanos, los mulatos entonaban blues, rasgaban sus banjos al ritmo de los ragss e incorporaban instrumentos de sus antepasados más europeos para acompañarlos, pero sin llegar a la síncopa rítmica que plantea el jazz y muy particularmente el jazz de Nueva Orleáns.

Por eso, hablar del Jazz de esa ciudad amerita diferenciar a los músicos por su color, ya que los Ragtimes pertenecen a los pálidos mientras que el jazz más puro se lo acreditaremos a los de color.

A esta altura conviene señalar la diferenciación entre las bigs bands y las small bands. Las primeras formaciones del jazz de Nueva Orleáns contaban con una mano sus integrantes. A partir de los ´30 y´40 la popularidad de estas formaciones en los bailes de sociedad permitió a los escasos integrantes de las smalls bands entrever la veta económica que emergente. Por lo que se fueron ampliando hasta dividir en tres secciones a los vientos que intercambiaban melodías a modo de preguntas y respuestas. Sin lugar a dudas Duke Ellington fue uno de los mayores exponentes de este estilo musical y a él le atribuimos una de nuestras frases célebres: “Nada de esto tiene sentido, si no tiene swing”. Y tan cierto estaba el Duque, que esa fue la época del swing.

No olvidemos a Count Bassie quien con su piano como líder, pasaba revista a las partituras que debían seguir sus acompañantes al intercambiar los riffs.

Con el paso del tiempo, las grandes formaciones, propias del suroeste de la Norteamérica y del este por apropiación, fueron cayendo en desgracia en pos de los grandes solistas como Charlie Parker y Dizzy Gillispie, quienes a pesar de integrar bigs-bands en sus comienzos, luego de la 2º Guerra, y con la disolución de las grandes bandas, comenzaron a descollar como artífices de solos, improvisaciones y creadores de un nuevo estilo: el bebop, con tempos más rápidos y largas frases de complejidad elevada y sentimentalismo poco habituales hasta entonces.

Luego pasaron las décadas con los sucesivos cambios que aparejaron en este género musical. Pasaron Miles Davis y uno de los saxofonistas de su banda, John Coltrane.

Llegaron los ´60 que se plantaron como rivales de los estilos de fines del ´20 y ´40, como épocas de mayor fertilidad en las creaciones jazzísticas. Y luego las vanguardias de los ´70 y ´80.

Justamente en ésta última década surge en nuestra ciudad de Córdoba una formación que a pesar de llamarse small no por eso deja de competir con las hazañas de Pantagruel. Exponentes locales que ya han hecho historia (ya llevan más de 20 años tocando) y que, si no fuera por las fotografías que de ellos hay, podríamos jurar que son negros. Si no de piel, al menos sí en sus melodías ya que, sin temor a equivocaciones, son los exponentes más destacados del jazz de Nueva Orleáns que se puede apreciar en la ciudad y por qué no en la Argentina.
Vaya nuestro homenaje a una de las bandas que hasta el día de hoy se puede disfrutar en los eventos más variados y si bien no he tenido ocasión de verlos en riñas propias del estilo que los identifica, presencié su magnífica ejecución en uno de los funerales más sentidos por quien escribe, sintiéndome transportado de Córdoba a Nueva Orleáns.

publicado en Topoytropos
http://www.toposytropos.com.ar/N5/fragmentos/jazz.htm